"The Batman" (2022) de Matt Reeves: La venganza nunca es buena...

Batman ha conseguido una nueva película, y de nada menos que de Matt Reeves, un director que si bien no me produce fanatismo, ha sabido causar interés dentro de la crítica gracias a lo pulida de sus propuestas. ¿Qué ha conseguido Reeves con el personaje creado por Bill Finger y Bob Kane? Contra todo pronóstico, el director ha sabido refrescar un producto que nos han sido vendido múltiples veces, con ideas que si bien no son nuevas, están ejecutadas de forma muy destacada.
La película parte con un plano subjetivo donde vemos a través de los ojos de un desconocido que vigila a una familia adinerada de Gotham. El plano se hace particularmente inquietante por lo sostenido que es y luego se nos revela que el punto de vista es el de El Acertijo (Paul Dano), el villano de la función.
Posteriormente vemos una toma muy similar, pero perpetrada por Batman (Robert Pattison) vigilando a un posible testigo, lo que nos sirve como advertencia sobre qué elementos van a ser los focos de Reeves en esta nueva versión del vigilante enmascarado. Y es que esta nueva versión de Batman puede tomarse como una versión quimera creada a partir de varios comics, y que bebe incluso a ratos del primer acto del Batman Begins de Nolan.
Estas ideas preconcebidas sirven para dar arranque a la película, se nos presenta un Batman brutal, capaz de inferir miedo tanto a criminales como a gente inocente, en una ciudad podrida, que evoca a veces al New York de Taxi Driver. Pero las apariencias van más allá. La putrefacción de la ciudad no se queda en los barrios bajos y ha llegado a lo más alto de la misma.
El pesimismo acompaña la idea a través de un Bruce Wayne que se ha vuelto un ermitaño, que evita el contacto humano todo lo posible, incluso el de su único amigo, Alfred (Andy Serkis), que lucha por sacar de su letargo a un muchacho aún deprimido por la pérdida de sus padres. Lo único que motiva a Bruce es el poder resolver una serie de asesinatos muy elaborados, que sacuden la elite de la ciudad.
El mismo personaje se justifica diciendo que tiene que ser selectivo con los casos que requieran su atención por el simple hecho de que a pesar de su corto tiempo como vigilante, se ha convertido en un símbolo, y es el de nada menos que la venganza, una retribución encarnada que opera a través del miedo y la violencia.
Esta idea de justicia es la que el film cuestiona a través del antagonista del film, el mencionado Acertijo, que gracias a sus crímenes ha capturado a la opinión pública, prometiéndoles la revelación de la verdad, cualquiera que esta sea. Ambos personajes nunca se encuentran físicamente hasta el final del film, pero sus líneas son paralelas y están muy cerca de encontrarse y formar una sola.
The Batman trata justamente de una idea que se toma muy a la ligera el día de hoy: la justicia como forma de venganza y viceversa. Reeves ha sabido tomar sabiamente todo la iconografía moderna de Batman y ponerla en una lupa, sacando preguntas que debería hacernos incomodar al decirlas en voz alta. Hay toda una nebulosa que envuelve la figura de este vigilante enmascarado, tanto para los ficticios habitantes de Gotham, como para nosotros los espectadores, que a veces somos fácilmente seducidos por estas ideas que suenan básicas en el papel, pero que implican mucho más en el mundo real.
¿Es la venganza suficiente para luchar por una sociedad justa?
Pareciera que sí, sí ésta es suficiente para hacer el trabajo, pero el film comienza a borrar la línea que separa al héroe y al villano de formas sutiles –como las mencionadas escenas de vigilancia- hasta llegar a una revelación inquietante al final de la historia. Batman no están tan lejos de sus villanos, comparte la teatralidad de los mismos y está por encima de sus capacidades técnicas gracias a la enorme fortuna que lo respalda. ¿Pero eso lo valida en su actuar?
Atrapados en medio están James Gordon (Jeffrey Wright) y Selina Kyle (Zoë Kravitz). Gordon en un personaje que trata de hacer justicia de forma completamente desinteresada a pesar de que su cruzada le pueda traer consecuencias en diferentes flancos. Selina por otro lado está atrapada en los oscuros callejones de Gotham, una ciudad horrible que la ha forjado a fuego, con una idea mezquina de retribución que no contempla más allá de su persona y sus cercanos.
Ambos personajes serán aliados de nuestro héroe, a ratos en posiciones opuestas, lo que le da una cuota de drama extra al conjunto. Pero quizás los elemento que mas me han gustado de la propuesta de Reeves sean esos que se han alejado de Batman cinematográfico y que el director ha vuelto a incorporar.
El más obvio es esa veta detectivesca que es natural del personaje y que el director aprovecha con un film pausado e inquietante, una ambientación que acompaña dando poco respiro gracias a la capacidad de Reeves para vendernos la idea que un gran plan maestro se está ejecutando a nuestras espaldas. Muchos citan como referentes a Zodiac y Seven del aclamado David Fincher y no están alejados a la realidad. Pero Reeves consigue lo que el director de Fight Club sin mostrar ni una sola gota de sangre.
El segundo elemento es más volátil, pero que sirve para mantener cierto grado de atención del espectador: el terror que generan los criminales de Gotham. Reeves hace implicaciones muy inquietantes en los crímenes del Acertijo y a ratos lo trata como un asesino sacado de los primeros “slashers” creados. Hay cierta sorpresa al verlo operar en esa mascara tan extraña que lleva el villano, una falta de humanidad que hace creer que todo es posible con esta encarnación de un antagonista que no ha estado tan expuesto como otros en el panteón que acosa a Gotham.
Por supuesto, hay máscaras en todos lados. Ya sea en máscaras literales –como la de los mencionados Batman y el Acertijo- como figurativas, tan propias del cine Noir que nos indican que no podemos confiar en nadie. La idea de que Batman se enfrenta él solo a una cruzada imposible es perfecta para cegar al personaje y clave para hacerlo crecer en la historia que propone Reeves.
Hasta ahora, hemos hablado solo maravillas en este nuevo film, y la verdad es que están justificadas. No es una película perfecta, hay ciertos elementos en la historia que podría mejorarse según mi opinión, pero eso ya es entrar a hilar fino, jugando peligrosamente con el “spoiler”. La música es potente a ratos, pero aun no está a la altura de encarnaciones anteriores como iconografía.
De todos modos, The Batman es un gran film. Diferente a lo propuesto por otros directores, que cuestiona el accionar de este personaje tan extraño y cómo reacciona su mundo antes su presencia. Reeves nos da un producto pulido, sin descuidar la acción, pero siendo el misterio el principal motor de la historia, algo que el personaje pedía a gritos. Cualquiera que sea capaz de crear una historia de Batman sin recurrir a una escena donde asesinan a sus padres y a la vez, presenta un estilizado batimóvil tiene mi recomendación. Y Reeves lo logra. Recomendada por supuesto.