"El Misterio del Paso Diátlov" (2023): enigma en los Urales
Habitualmente, cuando pensamos en cómics, inevitablemente lo asociamos con la ficción. Sin embargo, aunque el medio sea una inagotable fábrica de fantasía, cada vez son más los títulos que se ocupan de reconstruir episodios de la Historia real, como si de documentales se trataran. En el cómic europeo tenemos un montón de ejemplos, y solo por nombrar algunos, ahí está La Bomba, El Pequeño Libro del Rock, Chernóbil - La Zona, y un largo etcétera. Algo así es el caso de El misterio del Paso Diátlov, obra de reciente publicación que nace de la mano del dibujante español Jandro González y el guionista francés Cédric Mayen, que trae a la actualidad un intrigante suceso digno de The X-Files, que durante décadas ha dado pie a toda suerte de especulaciones.
El también conocido como Incidente del Paso Dyatlov data de principios de 1959, cuando una “fuerza irresistible” –según dice literal un informe emitido por las autoridades soviéticas– acabó con la vida nueve excursionistas que se encontraban en los Montes Urales, en la actual Rusia, en concreto en la ladera oriental del monte Kholat Syakhl, que en lengua mansi significa Montaña de la Muerte. Según la evidencia hallada en terreno, los decesos estuvieron rodeados de hechos inexplicables, como que las víctimas habían salido de sus tiendas a la nieve, descalzos o en calcetines, a -40 grados centígrados.
Además algunos cuerpos, hallados en un radio de 1,5 kilómetros del lugar, tenían el cráneo fracturado, otros costillas rotas y a una le faltaban los ojos, y a otra la lengua y los ojos. Más tarde se reveló que cuatro de ellos presentaban altos niveles de radiación debido al "polvo radiactivo que caía de la atmósfera" o a la "manipulación de sustancias radiactivas" en su lugar de trabajo.
¿Hubo una agresión, ya sea humana o de algún animal? ¿Sufrieron desnudo paradójico? ¿Estaban los excursionistas involucrados en alguna prueba nuclear secreta del ejército? ¿Fue una avalancha? ¿Un rapto de locura? ¿Hubo intervención paranormal, de ovnis o criaturas desconocidas tipo Yeti como plantean algunos? La pregunta de lo que ocurrió realmente en las laderas del lugar que se bautizó en memoria del líder del grupo, Igor Dyatlov, y que durante años permanecería cerrado a los aventureros, ha ido dando forma a la leyenda creada en torno al suceso, aumentada por el hecho de que no quedara ningún testigo superviviente.
El misterio del paso Diátlov trata de despejar esas incógnitas desde la base de contar los hechos concretos que rodearon a la excursión y sus miembros, que además de narrar minuciosamente el proceso de investigación con todas sus hipótesis, aporta un dossier final con una copiosa cantidad de documentación. Por ello, es que aunque utilice el formato narrativo de la novela gráfica, el cómic nos permitirá conocer los pormenores de los datos contrastados y reales que se tienen del suceso. Podríamos hacer un paralelo con The 9/11 Report, que también entrega datos arrojados por la investigación, en este caso del 11/S, aunque sin la veta narrativa.
Hay otras obras audiovisuales que se han sumergido en el misterio, por ejemplo, ahí tenemos el filme Devil´s Pass, dirigido por Renny Harlin. Pero mientras esta y otras similares viran hacia la ciencia ficción, acá los autores se mantienen apegados a la línea real, pues aunque son críticos a la hora de comentar las conclusiones de las investigaciones oficiales, no se arriesgan a especular con alguna explicación.
Así, la narración transcurre en dos momentos temporales distintos. Una nos narra los últimos días de la expedición, hasta el momento en el que las muertes comienzan a sucederse, y en la otra seguiremos al ex-policía Lev Ivanov, investigador jefe asignado al caso, en su investigación oficial. Ambas nos dejan un regusto de frustración, pues por una parte sabemos de antemano el destino aciago que sufrirán los excursionistas, mientras que por otra parte veremos como Ivanov es limitado y censurado por la propia KGB.
De esta forma, las tramas avanzan concatenadas, a medida que se vuelven cada vez más sombrías, una por la corrupción y oscurantismo político que no deja avanzar la investigación, y la otra por la tensión creciente que desemboca en una escena final que muestra poco, pero que es tremendamente expresiva. La tensión, que traspasa las páginas, va in crescendo, golpeando al lector con un mazazo final de un guion del que es mejor no contar nada, pero que es demoledor en más de un sentido. Ambas líneas temporales son muy reconocibles a simple vista por un muy apropiado uso del color, con una paleta de tonos sepia para los momentos de la expedición y otra de colores fríos para la investigación posterior de Ivanov.
El guion de Mayen mantiene un difícil equilibrio entre un rigor casi documental y la emocionalidad: los hechos expuestos son fascinantes en su verosimilitud, pero al mismo tiempo, logra que empaticemos con todos los personajes, y que así el final parezca aún más doloroso. Como decíamos, el guionista se dedica se limita a contar lo que sí se sabe que ocurrió, recurriendo en muy pocas ocasiones a licencias con fines narrativos.
Esto podría explicarse por lo que escritor afirma en el ya nombrado dossier que se incluye en el libro. “Debo confesar que sigo siendo escéptico sobre las teorías conspirativas. En palabras del científico Alexander Puzrin: ‘A menudo la explicación más sencilla es la más verosímil’. Sin embargo, como probablemente nunca lleguemos a conocer la verdad que rodea el misterio de los desaparecidos de Diátlov, si la presenta una persona que ha analizado todos los documentos disponibles, incluso una teoría de la conspiración merece ser examinada”.
Hay que reconocer que una buena parte del mérito lo tiene el ilustrador Jandro González. No solo sus personajes son tremendamente expresivos, sino que sus paisajes, especialmente los montañosos, son espectaculares, todo ello redondeado con una narración clara e impecable. Su capacidad para capturar la esencia emocional y atmosférica de la historia añade una capa de profundidad y realismo al misterio. Cada página está diseñada para sumergir al lector en la fría y desolada escena del Paso Diátlov, haciendo que la experiencia sea tanto inmersiva como inquietante.
Además de lo anterior, y como ya mencionamos, también debemos destacar el uso del color. Este es uno de los aspectos más llamativos de la obra, ya que se utiliza como elemento narrativo tanto a la hora de ambientar, como a la de servir como diferenciador entre los dos momentos en los que transcurre la historia, separados tan solo por unas semanas. Mientras que los colores más fríos se utilizan para seguir a Ivanov en sus pesquisas, el triste relato de la expedición se vivirá en tonos sepia.
Resumiendo, El Misterio del Paso Diátlov retrata uno de esos inexplicables casos sin resolver que tanto nos llaman la atención. Pero aunque esa sea la envoltura por la que nos llame la atención, en su interior encontraremos una obra magníficamente realizada, totalmente recomendable para cualquiera que sienta interés por los enigmas del mundo real, para quien quiera conocer mas del incidente, o que simplemente quiera leer un buen cómic.