"Uncanny X-Men" #1 (2024): el regreso de la nave nodriza
From The Ashes, el relanzamiento de la línea mutante continúa adelante, ya iniciando su segundo mes. Si ya tuvimos los debuts de X-Men, X-Force, NYX y Phoenix, ahora le tocará el turno a la que será una de las series principales de este nuevo paisaje, Uncanny X-Men, de Gail Simone y David Marquez.
En efecto, una de las novedades de la etapa mutante que acaba de iniciar es que estará estructurada alrededor de tres colecciones troncales, X-Men, Uncanny X-Men y Exceptional X-Men. Sin embargo, los más viejos del lugar sabemos que por mucho que le agreguen escoltas, Uncanny X-Men siempre será la serie principal del cosmos X, y así ha sido desde que en el número 114 de The X-Men, la serie que arrancó en los sesenta, se agregó el rótulo 'uncanny' en el logo.
Por ello, es que un título así tiene una gran mochila histórica en sus espaldas, y unos grandes zapatos que llenar. Así que la pregunta es obvia: ¿Estuvo el debut a la altura?. Veamos.
Parece claro que tomar las riendas del yermo post Krakoa no ha sido fácil para nadie. El nuevo editor de la línea, Tom Brevoort, ha luchado desde el principio contra facciones de fans que no querían volver a un estatus 'normal', y contra aquellos a los que las premisas de las nuevas series nos parecían añejas. Y sin embargo, la legendaria escritora Gail Simone nos recuerda como hacer que una premisa clásica sea al mismo tiempo potente y moderna.
Porque sí, el adelanto de la editorial nos retrae a estados archiconocidos por los lectores, y ya nos ponía en conocimiento que en esta serie tendríamos un equipo formado por los mutantes más populares del momento —gracias a la serie de animación X-Men ´97—, los que una vez más se encontrarían huyendo, odiados y temidos. En un mundo sin hogar, y con el Profesor X encarcelado, todos los lazos entre la comunidad mutante parecen estar desapareciendo, y le corresponderá a Rogue reunirlos de nuevo. Pero un poder maligno está ahí fuera cazando mutantes, y tiene un terrible secreto que puede destruir lo que queda de los X-Men.
Uncanny X-Men #1 arranca con la Dra. Ellis, un nuevo personaje, visitando la abandonada Escuela de Xavier, la que planea derribar hasta los cimientos para convertirla en una prisión, para la que incluso ya tiene a su primer prisionero. Mientras tanto, Wolverine contempla la muerte visitando a un viejo compañero de guerra moribundo en la Ciudad de México, país en el que se encontrará con Rogue y Gambit. A su vez, el trío se reunirá con Nightcrawler para visitar y cumplir el último deseo de un niño moribundo. Devastados, Gambit, Rogue y Wolverine se dirigen a Louisiana para averiguar qué hacer, pero mientras lidian con sus emociones por la pérdida de Krakoa, aparecen cuatro niños desconocidos pidiendo ayuda.
Por si a alguien le cabe duda, Gail Simone es una excelente escritora. Su principal fortaleza radica en la forma en que aborda los personajes, y la introducción de este número está muy bien lograda, logrando que lectores nuevos y antiguos entremos en la psique de los protagonistas. Mediante ella, establece la premisa de que todos están en un punto muy bajo, pero también apunta la dirección en la que saldrán de sus pesares. Así, quien lea este titulo ese titulo solo por la popularidad de su elenco, esperando una historia formulaica y vacía, de improviso se verá reflexionando sobre la muerte, como Logan, o cavilando sobre un propósito, como Rogue. La excelente escritura mantiene el ritmo de la historia, al mismo tiempo que nos permite adentrarnos en las cabezas de los personajes.
Sin embargo, la que realmente da el puntapié inicial es Rogue, quien se erige como líder del equipo. Aunque a muchos podría parecerle una gran novedad, lo cierto es que Anna Marie ya se ha encontrado otras veces en esas lides, como en la recordada etapa de Mike Carey en X-Men Legacy, o en una de las formaciones de Uncanny Avengers. Aunque no han sido eras demasiado extensas, sabemos que el personaje tiene madera de guía, y por tanto, es una elección convincente, pues además Simone profundiza en las complejidades de su personaje, con todos sus matices y empatía.
No obstante, en estos tiempos desesperados, la motivación de la belleza sureña es simple: los X-Men son todo lo que le queda, y no los dejará morir. Desde la batalla con Sadurang, hasta los tiernos momentos con el paciente de cuidados paliativos del Hospital Infantil, Simone le inyecta a Rogue una sensación permanente de inseguridad. Consciente de las señales no verbales de Logan, Gambit y Kurt, y atormentada por preguntas existenciales sobre la vida después de perder a Krakoa, Anna está haciendo todo lo posible por mantener la calma y la compostura, pero se encuentra profundamente enferma. A pesar de ser sus cercanos, Remy y Logan tiran de ese hilo, sugiriéndole que tal vez solo necesita no ser una Mujer-X por un tiempo. Habiendo pasado casi toda su vida adulta como miembro del equipo, la trágica ironía de Rogue aquí es comprensible: no sabe cómo ser otra cosa que un X-Man, a pesar de que serlo es lo que la ha llevado a este lugar de vacío.
La forma de actuar de Rogue siempre ha estado guiada por la pasión con la enfrenta las situaciones de su diario vivir, y también por la compasión, algo en lo que Uncanny #1 profundiza deliberadamente: la realidad de que los niños mutantes siguen sufriendo es la razón por la que Anna no puede renunciar a vivir, y la única forma que conoce de abordar ese impulso es siendo un X-Men. Abordar al personaje desde el corazón es una jugada hábil, y de hecho, en el texto que oficia de epílogo del número, Simone señala que su tesis para ella la posiciona frente a Cíclope como herederos del espectro entre Xavier y Magneto.
Por supuesto, el Scott Summers de Jed MacKay no busca un separatismo militante, sino acciones aplicadas para la liberación mutante y el desmantelamiento de la supremacía humanista. De la misma manera, Rogue no pide la asimilación de la especie mutante, sino que parece ser una especie de 'trabajadora social' superheroica para mutantes.
Respecto de la parte gráfica, de David Marquez en dibujo y tintas, y Matthew Wilson en coloreado, acompaña muy bien a la escritura de Simone. Márquez es hábil en capturar pequeños matices de emoción, para crear personajes conmovedores, pero también se destaca en la acción, especialmente con la enorme serpiente emplumada Sadurang. Los colores de Wilson agregan calidez y luz al número, así como una textura que hace que el entorno y los personajes se sientan reales y táctiles. La dupla también se dan el lujo de presentar diseños propios, como ese monstruo que veremos más en las próximas entregas, y un puñado de jóvenes mutantes, en escenas que son una delicia.
En resumen, Uncanny X-Men #1 no es una gran reintroducción a la franquicia, ni establece las apuestas para los éxitos y fracasos de la raza mutante en general. En cambio, tenemos un número centrado en los personajes desde el punto de vista de Rogue mientras ella trata de definir lo que es ser un X-Men después de Krakoa. Para los lectores que nos sentimos desolados por la pérdida de Krakoa, es agradable saber que no estamos solos, pues Anna está igual de dolida, si no más, ya que llegó a vivir allí. Desde fuera, eso parece ser una tontería, pero es un consuelo ver a nuestros héroes lidiar con la misma sensación de pérdida, porque significa que la editorial, o al menos algunos autores, no están ignorando tanto el estatus anterior, como lo que indican las otras series que ya han debutado.
Finalmente, Uncanny X-Men #1 parece una base más sólida para una nueva era de aventuras mutantes, que sus compañeras de franquicia. Con la aguda escritura de Simone, y el asombroso trabajo artístico de Márquez, el futuro de los X-Men parece esperanzador.