Mangapolis – "La Rosa de Versalles" de Riyoko Ikeda
Sin lugar a dudas, incluso en el mundo del manga existen aquellas nostálgicas historias que podemos clasificar como clásicos. Historias que iniciaron la gran ola creativa en esta técnica, otras que nos parecen lecturas obligatorias y otras que leemos porque vimos sus versiones animadas cuando pequeños. Uno de estos destacados clásicos del que probablemente muchos de ustedes hayan escuchado, leído o visto, es La Rosa de Versalles, manga que nos sonará más a todos por su versión animada transmitida en Latinoamérica bajo el nombre de Lady Oscar. Ahora bien, ¿por qué hablar de un manga tan viejo? ¿Qué puede tener de especial? Eso es lo que les invito a descubrir a continuación.
La Rosa de Versalles
Título original: ベルサイユのばら | Berusaiyu no Bara
Demografía: Shōjo
Publicación original: 1972 - 1973
Guion y arte: Riyoko Ikeda
Cantidad de volúmenes: 10 tomos tankōbon
La Rosa de Versalles es una ficción basada en la historia de María Antonieta y la Revolución Francesa, representando con gran técnica narrativa parte de los sucesos, pero mezclándola con otros personajes y acontecimientos ficticios —más vinculado al desarrollo íntimo de los personajes—.
La historia tiene por personajes principales a dos chicas, diametralmente diferentes, de tan solo catorce años: por un lado, tenemos a María Antonieta, princesa Austriaca prometida en matrimonio con Luis XVI; por el otro, tenemos a Oscar Francoise de Jarjayes, personaje ficticio y quien da nombre a esta historia. Oscar, a pesar de haber nacido como una mujer, fue criada y enseñada como un varón que al crecer tendría que convertirse en la Capitana de la Guardia Imperial de los futuros reyes de Francia. Hasta aquí todo nos sonará a historia conocida. El drama viene cuando nuestros tiernos protagonistas empiezan a crecer y los vemos enfrentarse a temas de carácter político y social, a la vida adulta, los vicios, y por supuesto, el tema que más interesante me parece, la reafirmación de su identidad de género.
Al crecer y casarse con Luis XVI, María Antonieta pasa a ser el personaje más interesante y dinámico de la historia, por lo que en gran parte la trama central se lleva a cabo a su alrededor. Y vale, las clases de historias nunca nos enseñaron que los eventos históricos fueron propulsados por personas con motivaciones, razonamientos y principios, eso es lo divertido de este manga. Vemos crecer a María Antonieta, pasando de ser una princesa que desde siempre se supo objeto de un matrimonio por conveniencia, para convertirse en una joven-adulta que, ahogada por las presiones que se impusieron desde joven, se entrega a los vicios a los que tiene acceso ahora que además de haber crecido, se convirtió en Reina de Francia. Pero el drama no está completo sin un romance, es ahí donde aparece Hans Axel Von Fersen, el amante de María Antonieta y quien produciría las constantes crisis de identidad en ella. El resto es historia.
¿Y qué pasa con Oscar? Mientras la vemos crecer y refinarse en las artes de batalla, nos muestran cómo Oscar se involucra con la sociedad y ve el hambre que vive el pueblo de Francia directamente. Oscar está consciente de la situación que vive su tierra y crece teniendo presente hacia dónde está yendo todo. Esto la motiva finalmente a unirse al ejército de Francia y liderar la toma de la bastilla. Oscar, a diferencia de María Antonieta, pone la mirada crítica y certera del contexto social y político que se vivió en Francia del siglo XVIII, dando otra mirada y lectura a la historia.
Personajes principales
Oscar Francoise de Jarjayes, la protagonista de la historia. Fue criada como un hombre bajo el deseo de su padre de tener un hijo varón. A los 14 años es nombrada protectora de María Antonieta y posteriormente Comandante de la Guardia Imperial. Aunque Oscar es un personaje más involucrado con su contexto que con el drama, al crecer se enfrenta a constantes cuestionamientos respecto a su sexualidad e identidad sexual. ¿Está bien para alguien criado para desempeñar labores masculinas, sentir como una mujer? ¿Es posible para alguien como ella enamorarse? Finalmente, y tras dejar la Guardia Imperial para unirse al ejército, Oscar encuentra el amor con quien siempre la vio como realmente es.
María Antonieta, princesa de Hungría y Archiduquesa de Austria. Con tan solo 14 años tuvo que dejar su hogar e instalarse en Francia para contraer matrimonio con el príncipe heredero. María Antonieta es representada en un principio como juvenil y coqueta, para poco a poco sumirse en un carácter más depresivo y oscuro a raíz de sus constantes limitaciones como Reina. En pocas palabras, María Antonieta representa al ave que está encerrada en una jaula de oro, y su conflicto interior se desarrolla a partir de esto.
André Grandier, pariente de la nodriza de Oscar, y por tanto, amigo de la infancia de ella. Desde pequeño entrenó junto a Oscar, encargándose de ser algo así como su escudero y criado personal. André siempre contó con mucha más libertad que Oscar, por lo que conoce en más profundidad el hambre y desesperanza del pueblo, situación que hace ver a Oscar. Desde siempre ha estado enamorado de su amiga de la infancia, pero debido a la diferencia de clases sociales entre ambos, decide mantener la distancia; o al menos así es la mayor parte de la historia —¡no me hagan contarles el final y léanlo/véanlo!—.
Axel Von Fersen, Conde Sueco que conoce a María Antonieta antes de que ésta contraiga matrimonio. En un principio mantiene una amistad con ella, pero posteriormente esto se convierte en un romance total. Al convertirse en Reina, la gente comenzó a rumorear acerca de la relación entre Axel y María Antonieta, por lo que Oscar le pide que se marche para no ensuciar la reputación de su Reina. Posteriormente, Oscar también se enamoraría de Fersen, quien sería su primer e imposible amor.
Rosalie Lamorlière, una chica que vive en la pobreza únicamente con su madre; es en este contexto que conoce a Oscar. Es gracias a ella que Oscar conoce y vive de manera más cercana la realidad del pueblo francés. Tras varios sucesos, la madre de Rosalie fallece, por lo que Oscar decide cuidarla e ingresarla a la nobleza. Rosalie es un personaje menor pero muy interesante, en la medida que pone a discusión la posibilidad de una pareja femenina para Oscar.
Vamos primero por los aspectos formales: el manga. Originalmente publicado en 1972 por Riyoko Ikeda, hace una perfecta gráfica de las vestimentas, ornamentos y espacios correspondientes a la Francia del siglo XVIII. El manga se caracteriza por tener un montón de brillos y líneas pomposas y simples, pero por sobre todo, se caracteriza por las expresiones de ojos brillantes y miradas certeras. Sí, esas mismas que hemos visto parodiadas infinidad de veces en otros animes. En sí, el dibujo cumple mucho con llevar la historia de manera amena y acorde, aunque no hay mucho más que destacar al respecto pues va con la estética que el manga manejaba en ese tiempo. Hay páginas correspondientes a monólogos y pensamientos que están ilustradas de manera impecable, y que transmiten el mensaje perfectamente. Junto a esto, las ilustraciones a color son por mucho lo mejor que tiene La Rosa de Versalles en el aspecto gráfico: llenas de detalles y de colores suaves, son el sello personal de Riyoko Ikeda.
La popularidad del manga fue tal que un par de años después, Riyoko publicaría un spin-off de la serie titulado BeruBara Gaiden y que se centraría en el personaje de Rosalie, su esposo y en la llegada de Napoleón al poder.
El manga alcanzó tal popularidad que fue adaptado a una película de imagen real en 1979 y muchísimas veces al Teatro Musical Takarazuka —teatro en el que sólo actúan mujeres—. El siguiente hito importante viene en 1980 cuando La Rosa de Versalles es adaptado al anime. En esta nueva versión, Oscar toma más protagonismo y comparte el centro de la historia con María Antonieta, esto en vista de que Oscar había ganado mucha popularidad entre los fans. El anime es una gran adaptación del manga respecto al argumento; los momentos importantes y las frases simbólicas están plenamente adaptadas el formato animado. Si no están acostumbrados al ritmo de los animes de antes de los noventa, probablemente les parezca algo ridículo y lento, pero es tolerable. Lo único que vi en pérdida en el anime, fue la parte “picarona” de Oscar: en el manga la vemos coquetear, avergonzarse, tontear. En el anime, Oscar crece para convertirse en un personaje completamente serio y respetable. No digo que esté mal, es agradable ver un personaje que se hace respetar, pero a veces sentía en falta ese jugueteo de Oscar. Respecto al manga, cabe mencionar que existe también una edición española realizada por Azake Ediciones, la que además de contener la historia completa, también recopila una historia extra en el tomo final; aunque es una edición escasa en Latinoamérica, es fácilmente conseguible gracias a las bondades de internet —Casa del Libro, entre otras—.
Y bien, ya pueden ir imaginando hacia dónde va todo esto. ¿Por qué La Rosa de Versalles es un clásico que merece ser leído? Porque pocas veces vamos a ver mangas basados en historia, que además estén ficcionados, y que sean tan acertados históricamente. Vale, sé que ni Oscar ni André existieron, y eso lo tenía muy presente Riyoko Ikeda, pues estos personajes son los que nos narran solo el contexto sociopolítico y sus dramas personales, no influyen ni actúan directamente en ningún evento relacionado en lo que sería posteriormente la Revolución Francesa. Dejando eso de lado, es una narración históricamente acertada para los años en los que fue publicada, e igualmente lo son los espacios, las vestimentas y los modales mismos de los personajes —que nunca terminan actuando con costumbres asiáticas a pesar de ser franceses, como ocurre en muchas historias japonesas ambientadas en otros países—, los personajes son ideológica y culturalmente europeos.
¿Y qué? ¿Sólo eso? No, probablemente algunos de ustedes odian estudiar historia y ya solo oír esa palabra les da sueño. ¿Qué más tiene para ofrecer La Rosa de Versalles? Que, desde mi punto de vista, fue un manga con temáticas muy adelantadas para su época. Aunque en un comienzo Oscar no tiene tanto protagonismo como María Antonieta, Riyoko Ikeda hizo de Oscar un personaje complejo y elaborado, en la medida que en ella encontramos un montón de temas queer. Sin irme mucho por las ramas, Oscar es un personaje que, aunque luce como un bishōnen, se presenta ante todos como una mujer —biológica—; una mujer que asume su biología, pero que percibe el mundo desde el rol de un hombre, a través de labores estigmatizadas por la biología de un hombre —es decir, labores de fuerza y habilidad física—. Pero ¿qué pasa cuando Oscar se enamora de un hombre? ¿Eso implica que debe comenzar a sentir, vestirse y comportarse como una mujer? A pesar de que esto parece lo más evidente, la identidad de Oscar va más allá de su sexualidad y género, dejando pronto de lado la opción del amor. Si es así, ¿esto implicaría que Oscar debiese ser lesbiana? Tampoco. Rosalie hace su aparición para transformarse rápidamente en una de las opciones amorosas más interesantes y bulliciosas —para la época; recordemos que esto fue publicado en 1970 en Japón— de Oscar, opción que fue explorada por Riyoko Ikeda pero que no fue definida. ¿Y qué pasa finalmente con la sexualidad e identidad de género de Oscar? La respuesta es simple: Oscar en los setenta ya representaba un personaje perfectamente queer, que encontraría su total aceptación y valoración en alguien que vería más allá de su género: vería a su persona.
Otra cosa que me gusta, y que vale la pena destacar, es que los personajes crecen, no solo psicológicamente, sino físicamente. La historia parte cuando todos son unos niños de 14 años, y termina cuando, esos mismos personajes infantiles, tienen 33 años, familia, hogar. Es agradable cómo en los mangas y animes antiguos existen personajes activos de distintas edades, y es aún más agradable ver que de hecho, son los protagonistas de las historias. Hoy en día, con suerte veremos personajes de 21-22 años catalogados como “adultos”, o padres y madres de 30-35 años, dejando fuera a la típica loli treinteañera. Mientras en el manga y anime actual se invisibilizan las edades después de los 20, en La Rosa de Versalles encontramos una historia con la madurez necesaria para tener sus protagonistas hasta más de los treinta.
Sin alargarme más, La Rosa de Versalles es un manga que tiene su valor clásico más que ganado. No lo tiene por la época en la que fue publicado, sino por la grandiosa técnica narrativa y gráfica de Riyoko Ikeda, y por sobre todo, por haber tratado temas así de complejos de una manera tan artística. En definitiva, si están pensando en leer o ver un shōjo que valga la pena, ahí lo tienen: La Rosa de Versalles.