Hellboy: Semilla de Destrucción Parte 1 - Unlimited Editorial

Historia: Mike Mignola
Guión: John Byrne
Dibujo: Mike Mignola
Hellboy: Seed of Destruction #1-2
64 páginas
Damos comienzo a una nueva colección de parte de la editorial Unlimited, la que, se diga lo que se diga, es pionera en atreverse a editar colecciones que hace unos pocos años solo podríamos haber imagino estarían abasteciendo los quioscos nacionales. ¿Y a quién le toca el turno en esta ocasión? Nada menos que al demonio favorito de todos, Hellboy - que al estar acompañando de las publicaciones de The Sandman, deberíamos considerarlo uno de los mejores momentos por los que está pasando la cultura del cómic en nuestro país a nivel general -, de la mano de Mike Mañola Mignola, personaje que me atrevería a decir es conocido por nombre por muchos de los comiqueros, pero que no todos han tenido el placer de poder ojear algunas de sus aventuras. Eso se acabó, y con Hellboy al alcance de todos, es hora de atreverse a entrar en su mundo lleno de seres paranormales, magia, oscuridad y terror, aprendiendo al mismo tiempo que Hellboy es uno de los personajes, que junto a su creador, son una muestra de cómo la perfección se va dando con el tiempo. Comencemos el ritual.
Bueno, antes de comenzar, les recomiendo de corazón que lean el artículo que mi compañero Zengouki - que muy amablemente me cedió el paso para reseñar los tomos de Unlimited, ya que él está realizando un excelente trabajo abarcando la colección vecina de The Sandman - para el top de El Multiverso 52, lo que podríamos considerar una excelente introducción tanto a la creación como a los inicios de Hellboy, así que tómense su tiempo y léanlo con paciencia.
¿Listos? Entonces ya estamos listos para comenzar a introducirnos en las fábulas que Mike Mignola - y en esta ocasión con los guiones de John Byrne - nos tienen preparados, pero antes de referirnos al corazón de la revista, veamos qué sucede con los extras que se nos ofrecen. Partamos señalando que es un tomo más bien grueso, detalle que siempre se agradece, especialmente cuando su volumen no se debe solo a la historia principal, sino que podemos encontrar esos pequeños artículos aparte que tanto sabor le dan a un tomo. ¿El problema? Parece ser que no se dieron el tiempo correcto para saber qué estaban agregando y qué no. Partamos con que en la primera página podemos encontrar que en los créditos se hace mención a la introducción que nos da Robert Bloch - autor de novelas de terror exitosas como Psicosis y miembro del conocido círculo de Lovecraft -, la que podemos encontrar tanto en los recopilatorios en inglés, el de Norma, y en la edición tapa dura de esta última editorial, pero que a pesar de ello, no está por ningún lado en esta entrega. ¿Es vital? No, pero es bastante entretenida y permite entender un poco el impacto del cómic en general. Tampoco encontramos una página en que Mignola nos habla de las ranas y sus diferentes interpretaciones en las distintas culturas; sumémoslo a la lista de páginas que esperemos se añadan en la segunda parte.

Introducción de Robert Bloch y dedicatoria de Mignola que podemos encontrar en otros tomos recopilatorios.

Imagen de Bruce Timm, el cual, a pesar de ser señalado, no está en el número.
Fuera de la perdida introducción, podemos señalar que las portadas antes de cada número son las mismas que podemos encontrar tanto en los números originales como las recopilaciones, pero que a diferencia de las ediciones americanas, que son de combinación blanco/negro, aquí podemos hallar una gris/negro, la que desde mi punto de vista, se ve igual de bien. Ya moviéndonos al final del número, encontramos otras agradables sorpresas: una de las primeras historias del personaje, junto a una pequeña galería de varios autores que dan su propia interpretación con su trazo sobre la creación de Meñola Mignola. Bonito, pero lamentablemente tampoco se libra de errores: Primero, no encontramos el épilogo de Mike Muñola Mignola (última vez, lo prometo), en el que nos entrega los primeros dibujos de su creación, pero esto puede que lo encontremos en el siguiente número. Luego, cometieron un error con la mini-historia; verán, los TPB, tanto el norteamericano como el de Norma también lo contienen, pero a diferencia de Unlimited, son dos en vez de uno - nuevamente, seguramente el otro se añada en la siguiente entrega - y cometen un error al señalar de dónde viene este. Verán, aquí se dice que se publicó en la Comic's Buyers Guide, pero esa es realmente la otra historia, la que no encontramos aquí, mientras que ésta fue realmente lanzada en San Diego Comic-Con Comics #2, repartida en la convención del mismo nombre del año 1993.
Segundo, la galería con la que cierra el tomo también se encuentra en las colecciones ya anteriormente señaladas, pero aquí al parecer se cambió el orden; Semilla de la destrucción contenía del aporte de artistas como Simon Bisley, Mike Allred, Art Adams, Frank Miller, Frend Blanchard y Gary Giani, mientras que los señalados en este número, Bruce Timm, P. Craig Russel y Derek Thompson, son parte de lo que podemos encontrar en el siguiente cuento, Despierta al Demonio, y bueno, aunque el orden sea distinto pero el contenido el mismo, da lo mismo, ¿no? Sí, estoy de acuerdo, pero el problema es que, al igual que la introducción, el dibujo de Bruce Timm no está por ningún lado. De nuevo, solo nos queda esperar que la agreguen en el próximo número, pero no estaría mal que Unlimited verifique exactamente qué es lo que está editando en sus entregas, porque de no ser así dejan a su público simplemente a la deriva con información incompleta, y eso, cuando estamos pagando por estos cómics, es algo que no debería ocurrir. Es el primer número, y como vengo saliendo de Swamp Thing, donde no nos dieron ni un simple extra en toda la corrida, se agradece que ahora lo hagan con Hellboy, vamos a perdonar estos primeros errores y esperar que no se repitan.

Imagen del poster que Unlimited regalaba junto al número, el que aparece en la galería de "The Chained Coffin".
Ya con haberme sacado eso del pecho, hay que decir que lo que está bien hecho, esta muy bien hecho. El papel juega totalmente a favor del cómic, resaltando los colores deslumbrantes - créditos infinitos al colorista Mark Chiarello - y las tintas, siendo parte fundamental del arte de Mignola, así que con eso ya tenemos un buen punto a favor de la editorial. La traducción de Mauro Mantella es bien pulida y fiel al material original, uno de los puntos más importantes de cualquier adaptación a otro idioma de cualquier material artístico, por lo tanto, ya tenemos dos enormes puntos que nos hacen aplaudir a Unlimited. Y bueno, para terminar, el añadir un poster de regalo es un detalle ya característico con el que comienzan sus colecciones, pero que no deja de ser agradable y un detalle que muchos fanáticos agradecemos; tal vez, y siendo quisquilloso, se hubiera agradecido que la ilustración escogida fuera una del mismo Mignola, pero por lo menos, el arte de B.C. Boyer tampoco es algo de lo que podamos quejarnos.
- Portada de Hellboy: Seed of Destruction #1, por Mike Mignola.
- Portada de Hellboy: Seed of Destruction #2, por Mike Mignola
Llegó la hora, ¿qué tiene para ofrecernos este primer arco del rojo? En esta primera parte de Semilla de destrucción podemos encontrar lo que sería - brevemente - el origen de nuestro protagonista, que al mismo tiempo enseña a los protagonistas, a los futuros personajes secundarios y, sobre todo, de entrada nos introduce al universo místico y sobrenatural con el que se nos va a condimentar normalmente este universo del demonio rojo. Si bien la historia y los dibujos son de Mike Mignola, el responsable de escribir los guiones - aquí y en la historia que se nos entrega al final - es John Byrne, ya reconocido y aclamado en el mundo del cómic por esos tiempos. A mi juicio esto es un detalle fascinante, porque si bien Byrne hace un trabajo más que decente, nos enseña el largo viaje de evolución que Mignola comenzaría a partir de este momento, tanto en su dibujo como sus historias y los guiones, los cuales pasarían a su cargo en próximas entregas. Mignola es un autor básicamente inconfundible, su estilo es tan propio y único, como una perfecta mezcla de caricaturismo, terror e imaginación, que se ve acompañada de unas tintas maravillosas que logran bañar por completo su arte y lo convierten en una expresión intacta de lo que realmente nos quiere presentar, como si pudiera traspapelar directamente su pensamiento, lo que él imagina en su mente al papel, pero como todo buen artista - e imaginador - no se va a quedar estancado por mucho tiempo, pero lejos de darle la espalda a su estilo, lo que hace es ir perfeccionándolo con el tiempo, y eso es algo que tú, estimado lector, podrás comprobar por ti mismo a medida que esta colección se vaya completando.
Fijémonos en el arte de este número: nítido, brillante, atrevido, con un juego de paneles que pareciera desfragmentar inconscientemente datos importantes de la historia, pero que a pesar de todo ello, puede sentirse irregular en ciertos momentos, o que pareciera tener algunos problemas para contener el ritmo de lo que se nos quiere contar, como un reloj que parece moverse muy rápido o muy lento según su conveniencia. Esto, sumado al guión de Byrne, que está sumiso a las limitaciones de éste - como la explicación de cada cosa que sucede en cada panel, y no exagero -, terminan por limitar el potencial que toda esta saga tiene, pero no es problema, porque siendo redundante, el potencial existe, está allí e invita a seguir leyendo y a esperar cómo va a continuar toda esta historia. De todas formas, todos los elementos que acompañarán a Hellboy a través de su continuidad podemos encontrarlos aquí, lo que en pocas palabra sería ser un demonio de corto genio, dispuesto a dar golpes a diestra y siniestra, pero que a diferencia de lo que diga su apariencia, se preocupa bastante de sus compañeros y de las personas que aprecia. Todo un amor él.
En el contenido mismo, ¿Qué vamos a encontrar? Una historia que mezcla el terror con el suspenso. Hellboy, invocado por la Alemania nazi como objetivo de la misión de nombre código Ragnarok, se reencuentra con Trevor Bruttenhold - uno de los tres miembros expertos en lo paranormal que atestiguaron su nacimiento -, el cual estuvo desaparecido dos años en una expedición. El inesperado asesinato de quien el mismo Hellboy consideraba su padre momentos antes de que pudiera contarle los sucesos que acontecieron en su viaje, lo llama a resolver el misterio por su propia cuenta, sin saber que pronto se va a encontrar una maldición familiar a la que enfrentar, y a un viejo conocido que parecía no haber visto hace muchos años. La narración es más bien lineal, y el argumento también sigue un patrón de bien contra el mal, pero que esto no desanime, porque todos los elementos de fantasía y horror que ambos autores se encargan de inyectar a cada momento a la historia la convierten en una fábula entretenida y de rápido pasar, aunque puedo entender si algunos pueden perder el hilo de momento a otro debido a la muy escasa explicación de qué es lo que realmente ocurre a través de todo el tomo.

Demostración de la majestuosa combinación de colores chillones y tintas que encontraremos a través de estas páginas.
Cualquiera que se autodenomine fanático del terror o historias que se atrevan a desafiar lo común, lo aburrido de la vida diaria, debería darle una oportunidad a Hellboy. No solamente porque es una obra destinada a convertirse en una de las más grandes de todos los tiempos - a su manera y estilo -, sino también porque es el encuentro con un montón de personajes entrañables que se quedarán por siempre con uno, y si a eso le sumamos una mitología propia, que se adorna con varios elementos de otros creadores - sobre todo H.P. Lovecraft, gran inspirador de Mike Meñela Mignola (lo siento, no resistí) - pero que permite darle un toque propio que termina separándola de las inspiraciones para convertirse en una inspiradora, nos asegura pura calidad en bruto, una que se irá puliendo de a poco, para convertirse en ese pequeño y brillante diamante que luce con luz propia en la historia del cómic.